PIMPINEL nació de un sueño, de una necesidad y de una búsqueda profundamente personal. Yo, Florencia Díaz, desde hace algunos años comencé a tener un especial interés por la educación y el desarrollo infantil.
Mi formación como maestra de primaria con orientación Waldorf me permitió ver de cerca que los niños no sólo aprenden y crecen. Empecé a ver que algo faltaba en el enfoque tradicional. La filosofía Waldorf, con su énfasis en el desarrollo integral del niño, la conexión con la naturaleza, el respeto por la individualidad y sus fundamentos en la Antroposofía, resonó profundamente conmigo. Me di cuenta de que esta forma de educar y criar a los niños era exactamente lo que yo estaba buscando.
Al intentar aplicar estos principios en mi vida personal y profesional, comencé con una gran búsqueda de productos y recursos que verdaderamente reflejaran y apoyaran esta filosofía. En un mundo cada vez más digitalizado y acelerado, muchas familias anhelamos alternativas que nutran el alma de nuestros hijos y no solo sus mentes.
Así nació PIMPINEL. No solo como una marca de juguetes, sino como una misión: proporcionar a familias las herramientas y los recursos para crear un entorno de crianza natural, bello y pedagógicamente rico. Quería ofrecer productos que no solo entretuvieran, sino que también educaran, que estimularan los sentidos y la imaginación, que conectaran a los niños con la naturaleza, con su propia creatividad innata y con todo su potencial.
La idea creció y se fortaleció cuando compartí mi visión con Manuel, quien no solo aportó su experiencia en finanzas y estrategia empresarial, sino que también compartía mi pasión por hacer una diferencia positiva en la vida de los niños y las familias.
PIMPINEL es más que un emprendimiento; es una propuesta. Una propuesta hacia una forma más consciente y natural de criar y educar a nuestros hijos, respetando su individualidad y fomentando su conexión con el mundo que los rodea. Es nuestra respuesta a la creciente necesidad de volver a lo esencial, de nutrir no solo las mentes de nuestros hijos, sino su integralidad como seres humanos.